Miseria, hambre, insalubridad, violencia, olvido, muerte, refugio divino constituiyen los signos reales de nuevo año en Haití.
Parecería que el diablo y no Jesús se ha entendido con
Haití, como decía el poeta. La hermana nación atraviesa por uno de los momentos
más difíciles de su historia, mientras, para muchos de los espectadores
internacionales la violencia constituye el problema fundamental y no lo es.
La comunidad internacional despistada, intencionalmente,
ignora que, de cada cien haitiano, solo, 60 tienen trabajo, o sea, de cada cien
persona 40 no tienen trabajo, este es un por ciento muy alto de desempleo y es
observado por los medios de comunicación tradicional como un asunto secundario.
En elevado desempleo se expresa de manera drástica en
la baja capacidad que tiene la población para comprar los alimentos necesarios
para tener buena calidad de vida. El nacional haitiano Bonavide Pie, estableció
compungido que su familia está compuesta por cinco personas y solo trabaja él.
¿Cuál podría ser la realidad de año nuevo de esa familia?
Sin lugar a dudas estarán marcados por la desilusión de vida que los acompañó
durante el año que está ´por finalizar. El consorcio de los medios PLANOVISION,
considera que es urgente acudir en ayuda del hermano país, respecto al problema
alimenticio.
Es innegable que la violencia es un aspecto de mucha preocupación
porque esto ha provocado encierre sin precedentes de los ciudadanos por temor a
ser asesinados, atracados o secuestrados, pero la población debe avanzar hacia
la confrontación no solo con estos grupos, sino, también en con el orden
corrupto que ha gobernado esta nación por décadas.
La insalubridad es otro de los problemas que amenazan
con provocar la muerte de millones de personas, el aspecto sanitario es algo
que no aguanta más, si la comunidad internacional no acude con su apoyo la situación
sanitaria de ese ´país, va a colapsar de manera definitiva.
La desesperación ha elevado la entrega ciudadana a la
buena voluntad de los dioses, estas personas no encuentran salidas terrenales a
sus problemas extremos por eso están acudiendo desesperadamente a la plegaria o
forma de dirigirse a sus dioses buscando la solución en la mano divina. Es muy
triste la situación de nuestros hermanos haitianos, no es de lamentos, pero sí
de gran preocupación.
La inmoralidad de las naciones económicamente poderosas
ha quedado denunciada ante la situación por la que atraviesa Haití, estas,
luego de robar los recursos naturales renovables y no renovables se han hecho
de la vista gorda ante la extrema situación que ha conducido a la muerte a
centenares de miles de nacionales haitianos.
Si de cada cien ciudadanos 40 no trabaja tenemos que
esperar la profundización de la miseria, el hambre, la desnutrición, indigencia
y el tránsito por las calles de personas famélicas y muriendo en plena vías
públicas.
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